Cómo meditar

meditando en caribe

La meditación es una sabiduría espiritual universal y una práctica que se encuentra en el núcleo de todas las grandes tradiciones religiosas. Nos  lleva desde la mente al corazón. Es un camino de simplicidad, silencio y quietud. Puede ser practicada por cualquiera, donde quiera que esté en el viaje de la vida. Solo es necesario tener clara la práctica y luego comenzar – y seguir comenzando.

En el Cristianismo, esta tradición de contemplación, la oración del corazón o la oración apofática fue históricamente confinada a los monasterios, resultando a veces incluso sospechosa. Pero más recientemente ha tenido lugar una importante recuperación de la dimensión contemplativa de la fe Cristiana.  Este fenómeno está transformando las distintas caras de la Iglesia y revelando el modo en que los Evangelios integran lo místico y lo social. Central a este actual proceso es el redescubrimiento de cómo orar en esta dimensión y en esta profundidad: encontrar una práctica de la meditación en la tradición Cristiana. La Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana enseña una práctica derivada de las enseñanzas evangélicas de Jesús y de los consejos de los primeros monjes Cristianos. Los Padres y Madres del Desierto enseñan una espiritualidad Cristiana de profunda relevancia para quienes hoy quieren vivir su discipulado de Jesús de una manera radical y simple.

John Main y la comunidad que él inspiró han tenido un rol mayor en esta renovación contemporánea  de la tradición contemplativa. Su propio encuentro con la meditación fue a través de la sabiduría universal pero lo condujo a reconocerla y luego enseñarla como una forma de oración arraigada en los Evangelios y en la tradición mística Cristiana.

Abierto a todas las formas de sabiduría y alimentado directamente de las enseñanzas Cristianas primitivas, John Main resumió la práctica de esta manera simple:  

 «Siéntate. Siéntate quieto con tu espalda recta. Cierra los ojos suavemente. Luego interiormente, silenciosamente comienza a recitar una palabra, una palabra de oración o mantra. Recomendamos la antigua palabra de oración “Maranatha”. Dila como cuatro sílabas iguales. Respira normalmente y dale toda tu atención a la palabra a medida que la vayas diciendo, silenciosamente, suavemente, fielmente y, sobretodo, simplemente. La esencia de la meditación es la simplicidad. Quédate con la misma palabra durante toda la meditación y en cada meditación día a día. No visualices la palabra,  escúchala a medida que la vas diciendo. Deja ir todos tus pensamientos (incluso los buenos pensamientos), imágenes y otras palabras. No luches con tus distracciones: déjalas ir repitiendo tu palabra fielmente, suavemente, y atentamente, volviendo a ella en cuanto te des cuenta que dejaste de decirla o cuando tu atención se extravíe. Medita dos veces por día, de mañana y de nochecita, durante  20 o 30 minutos. Puede llevar un tiempo desarrollar esta disciplina y el apoyo de una tradición y de una comunidad siempre ayudan.»

 Niño meditando en Canelones

Silencio, Quietud, Simplicidad: Los elementos de la meditación

 Silencio significa dejar ir los pensamientos. Quietud significa dejar ir los deseos, Simplicidad significa dejar ir el auto análisis. (Simple no es lo mismo que fácil)

Medita dos veces por día. La práctica diaria puede demorar en establecerse. Sé paciente. Cuando te des por vencido, comienza nuevamente.  Encontrarás que un grupo de meditación semanal y un vínculo con una comunidad pueden ayudarte a desarrollar esta disciplina. Es una disciplina más que una técnica. La experiencia es la maestra y la continuidad  permite que los beneficios y frutos de la meditación penetren tu mente y todos los aspectos de tu vida. John Main decía que la meditación verifica las verdades de tu fe en tu propia experiencia.

La meditación es tanto solitaria como comunitaria. Puedes conectarte con otras personas que meditan a través de esta página y así ver cómo tu experiencia se profundiza y fortalece.  Hay mucho que aprender de esta tradición  que nos enriquece y nos estimula.

La base para empezar  a meditar no es la lectura sino la práctica personal.  Como dijo Juan Casiano en el siglo IV, “la experiencia es la maestra” El gran desafío para aprender es la simplicidad. Nada inspira tanto a personas de distintas edades y culturas como ver con qué simplicidad los niños pueden aprender a meditar y a amar la práctica, y todo lo que significa para sus vidas.

 

¿Porqué hablamos de Meditación Cristiana?

En primer lugar, la fe con la que meditas – un sentido de conexión personal con Jesús The saviour 12th century Panthocrator

En segundo lugar, la tradición histórica, evangélica  y teológica  según las cuales meditamos.

En tercer lugar, el sentido de comunidad al que nos conduce: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18,20.).

En cuarto lugar, los otros medios por los cuales alimentamos nuestra vida espiritual: las otras formas enriquecedoras de oración como las escrituras, los sacramentos y la alabanza. La Meditación no sustituye otras formas de oración. Al contrario, alimenta su significado.

Finalmente, y esto es central a nuestra comprensión de la meditación, meditamos para retirar la atención de nosotros mismos (Jesús nos enseña a tomar distancia de nuestro ego).  En la tradición Cristiana la contemplación es vista como una gracia y como un trabajo recíproco de amor.

No debe sorprendernos entonces si nos volvemos personas más amorosas como resultado de la meditación. Esto se expresará en todas nuestras relaciones, nuestro trabajo y nuestro sentido de servicio especialmente a aquellos que tengan cualquier clase de necesidad.