(Foto: Laurence Freeman, Trinidad)
El arte de una vida espiritual es equilibrar nuestra dimensión contemplativa y la activa. Una de las tragedias y una de las enfermedades de nuestra cultura moderna es que hemos perdido este arte de mantener el equilibrio, de mantener la armonía entre nuestra dimensión contemplativa y nuestra dimensión activa. Cuando esa armonía se pierde, comenzamos a experimentar stress, comenzamos a experimentar una sensación de desconexión, un sentido de soledad.
(La dimensión contemplativa de la fe, Series Meditatio 2012B)