
La amistad espiritual es una parte muy importante del viaje espiritual. Así que, si tienes alguna comprensión del viaje que estás realizando, y si tienes algún apoyo (es por eso que recomiendo los grupos de meditación), puedes continuar. O puedes detenerte, puedes detenerte por unas pocas semanas, algunos meses, algunos años. Luego recuerdas esa viaja hambre de algo más profundo, de algo más simple, de una mayor intimidad con Dios. Esto puede regresar, quizás a través de una crisis, quizás solo como una cuestión de tiempo, y vuelves a meditar. Comienzas de nuevo desde donde dejaste. Para la mayoría de las personas, así es como empezamos. Para mí, ciertamente, fue así. Comienzas, paras, comienzas paras. La razón por la que me llevó tanto tiempo es que no tenía ningún apoyo cuando empecé a meditar por mi cuenta. Es muy difícil hacer esto enteramente solo.
(Mapa del viaje por Laurence Freeman OSB.)