(Foto: Laurence Freeman, Rusia)
El cristiano cartesiano que pretende ser salvado mientras excluye a otros niega la mayor gracia y maravilla de Cristo, así como el corazón cáildo, humano e inclusivo del Evangelio. El cristianismo frecuentemente vira entre la condenación y la exculpación. El perdón, corazón del Evangelio, es más que esto. No es simplemente absolver o dar una reprimenda. Abraza la herida y la sombra misma. Cristo es más constante que nosotros. La misericordia precede al arrepentimiento. El amor supera al juicio y el ego humano queda sin habla ante la gracia de la verdadera divinidad.
( Boletín de Meditación Cristiana, junio 2005 )