Bonnevaux Meditation Group (BMG)
14 de mayo 2021
EL MOMENTO PRESENTE – Laurence Freeman
En tu vida laboral o empresarial, estas familiarizado con el pensar en el futuro, tomar buenas decisiones y correr riesgos calculados. La pregunta que me gustaría considerar hoy es, ¿cómo se relaciona esta actividad profesional con nuestra práctica de meditación?
La respuesta obvia es que la meditación te aporta una mente más clara, una mente más tranquila; te permite distinguir entre tus emociones o prejuicios y tus decisiones y juicios racionales. En ese sentido, por supuesto, la meditación nos ayuda a lidiar mejor con nuestros problemas. Pero me gustaría profundizar un poco más al hacer esta pregunta: ¿cómo nos ayuda el estar en el momento presente, a actuar de manera responsable sobre el futuro? No meditamos para escapar de nuestros problemas. Tampoco meditamos para resolver nuestros problemas durante la meditación. Pero sí que meditamos por muchas razones, o por una razón profunda, que nos permite lidiar con el futuro o lidiar con el pasado de una manera mejor.
La meditación consiste en dejar de lado todos nuestros pensamientos, incluso los buenos pensamientos. Si estás preocupada por algo, será bueno poder dejar de lado tus preocupaciones y ansiedades. Pero eso lo podrías hacer viendo tu programa favorito de Netflix, saliendo a correr o disfrutando de una buena comida con los amigos. Pero en la meditación no se trata solo de escapar. Se trata de dejar a un lado, soltar y permitirnos de forma natural, muy natural, no a la fuerza, entrar en el momento presente, saborear la sabiduría del momento presente.
Una gran parte de nuestras mentes están terriblemente ocupadas con pensamientos y sentimientos sobre el pasado o el futuro. Encontramos una combinación de pasado y futuro a la que llamamos fantasía donde la mente no deja de dar vueltas, imaginando cosas buenas o malas. Sabemos que dejar de lado nuestros pensamientos no es fácil, porque los pensamientos son potentes. Son fuerzas poderosas y nos alejan del momento presente, incluso con un pequeño sentimiento de culpa cuando nos decimos: «No debería dejar de lado estos pensamientos; debería estar resolviendo mis problemas «.
Así que meditar no es fácil, pero es simple. Y decir el mantra es una decisión. Es nuestra decisión seguir entrando en el momento presente; decir el mantra es un acto decisivo. Es una buena decisión. No es algo vago, confuso e incierto. Eso no significa que digamos el mantra perfectamente, por supuesto, pero sí significa que estamos decidiendo estar en el momento presente. Y esa decisión tiene una poderosa influencia en todo nuestro estilo de vida. Nos distraemos fácilmente resolviendo problemas, soñando despiertos, preocupándonos, pero el mantra nos mantiene en el camino hacia el momento presente. El momento presente tiene una profundidad infinita. No se trata solo de dónde está el segundero de su reloj en este momento. El momento presente es la eternidad. A todos los efectos, por ahora, el mantra es nuestro camino hacia el momento presente.
Somos tentados fácilmente. Recuerdo cuando Ray Dalio estaba dando una charla hace unos años en Georgetown University. Comenzó a hablar sobre la meditación y cómo a menudo le conducía a un espacio muy creativo. Dijo: “me vienen a la mente grandes ideas, incluso ideas brillantes o soluciones a nuestros problemas”. Pero Ray Dalio aconseja a que abandonemos incluso estas magníficas ideas. Todo esto es cuestión de práctica. Puede que no nos haga perfectos, pero nos hará mejores, cada vez mejores. Debido a que el momento presente es eterno, hay infinitos grados de perfección. Así que siempre estamos mejorando.
La práctica nos enseña qué es lo que hacemos realmente cuando meditamos y por qué meditamos. Despierta una comprensión que al principio puede que no tengamos del todo claro, pero crece. Y, paso a paso, nos damos cuenta de lo que significa el momento presente. Es un espacio, no un lugar. Mi reloj aquí dice que son las 12:16, en Francia; ese es un lugar y yo estoy en Bonnevaux. Pero el momento presente es un espacio, no un lugar. Es un momento en el tiempo, pero también fuera de tiempo. Es más grande que el tiempo.
El momento presente es una experiencia que reconocemos como una experiencia de paz, un sentido de propósito. No es solo una solución a nuestros problemas, sino una resolución, una integración, una armonización, una liberación del miedo, de la ira y del deseo. Es ser consciente de un cielo despejado sin nubes, sin pensamientos y sin tormenta. Así que es una muestra de lo que Jesús llama el «Reino de Dios» y el Buda llama «Nirvana». Jesús dijo: «Tranquilizad vuestros corazones afligidos y desterrad vuestros temores. No os preocupéis por el mañana. Estoy con vosotros. Lo estoy ». Buda lo dice de forma diferente: “No te detengas en el pasado. No sueñes con el futuro. Concentra la mente en el momento presente «.
La meditación nos enseña por experiencia que esto es posible. Al principio piensas que es una idea hermosa, pero que realmente no puedes lograrlo. Pero la práctica te hace darte cuenta de que es posible y está sucediendo. Se puede conseguir paso a paso. Y luego, de repente, lo consigues, lo experimentas, eres consciente de ello. Pero el viaje continúa.
Estar en el momento presente significa experimentar la alegría inherente a ser. Simplemente “ser” es estar gozoso. Todos sabemos que “hacer” crea problemas. Puede que disfrutes de lo que estás haciendo pero lo que hagas, tarde o temprano, te creará problemas. Pero ser es pura alegría. Y con ello viene la frescura, la esperanza y la energía para hacer lo que se supone que debemos hacer. Y esta, creo que es la respuesta importante a la pregunta con la que comencé: ¿Cómo nos permite la meditación vivir en el momento presente y ser responsables del futuro y, por supuesto, no quedar atrapados en el pasado? ¿Cómo nos liberamos de los impulsos y compulsiones del ego? Esa es la respuesta. Nos liberamos de esos impulsos cuando el corazón y la mente se aquietan. Entonces, la meditación no significa que no planeemos la sucesión en nuestra empresa. O que no nos preocupemos si descubrimos que no tenemos suficiente dinero para terminar un proyecto de construcción. O no nos impide entrevistar a personas para futuros puestos en nuestra organización. La meditación significa que hacemos estas cosas necesarias de una manera muy diferente a si estuviéramos controlados por nuestro ego. Lo hacemos básicamente con el sentido del deber y del destino.
El Bhagavad Gita, que es otra gran fuente de sabiduría, habla sobre cómo hacer tu trabajo en la vida, sea el que sea de manera eficiente para que se convierta en un buen trabajo en todos los sentidos. San Benito dice que la ociosidad es enemiga del alma y que se reserve tiempo todos los días para el trabajo manual. Todos tenemos muchos roles en la vida. Uno de ellos es el de trabajador, ya sea que eso signifique barrer las calles, o limpiar los baños, dirigir una empresa financiera, o presidir una nación en tiempos de crisis.
Creo que es útil que de vez en cuando nos imaginemos lo que podríamos estar haciendo si no hiciéramos lo que estamos haciendo y lo que probablemente planeamos hacer en el futuro. Si perdieras todo, ¿qué te gustaría hacer? Yo, por ejemplo, sería muy feliz barriendo las calles porque te mantiene sano, se ven los resultados de inmediato, es un buen servicio para los demás y tienes objetivos sencillos y muy claros. El simple hecho de barrer las calles no sería el peor trabajo del mundo.
Pero sea cual sea el trabajo que estés haciendo, debes hacerlo con un sentido del destino, en lugar de solo por ambición. Según el Bhagavad Gita, es mejor vivir tu propio destino de manera imperfecta que vivir el de otra persona o imitar el destino de otra persona perfectamente. Krishna le habla a Arjuna sobre el deber: «Haz tu trabajo sin apego a los resultados o recompensas». ¿Con qué frecuencia nos interesamos más en los resultados y en las recompensas que en el trabajo en sí? ¿En qué casos es mi trabajo y en cuáles es el trabajo del ego? Por lo tanto, la meditación, al familiarizarnos con el momento presente, nos ayuda a ver la diferencia entre la ambición, la codicia, la lujuria por el poder o la fama, y nuestro deber y nuestro destino. Así, podemos saborear el presente, aunque sea por unos momentos.
La meditación cambia el espíritu con el que trabajamos: la disposición mental, nuestras emociones, impulsos emocionales, todas las formas en las que evaluamos situaciones, vivimos con incertidumbre, asumimos riesgos necesarios, vemos las cosas en perspectiva y tomamos las decisiones necesarias de la mejor manera. Para poder dar respuesta a las consecuencias del pasado, los errores o accidentes pasados, podemos planificar para el futuro, sin dejar de estar centrados firmemente en el momento presente. De hecho, necesitamos estar centrados en el momento presente para poder hacer bien esas cosas. De lo contrario, seguiremos repitiendo los mismos errores. Mirad el mundo, fijaos en la situación de Israel y Palestina en este momento; seguimos repitiendo los mismos errores. Repetir el mantra nos ayuda a dejar de repetir el pasado y nos muestra qué es realmente la vida, para qué es realmente y cómo debemos vivir y encontrar alegría en ella incluso cuando hay problemas. Y nos ayuda a comprender cuál es nuestro destino, cuál es nuestro deber.
Laurence Freeman
Traducido por WCCM España