Enseñanzas Semanales

Enseñanza 32, Ciclo 5.


La Cambiante Visión del Mundo
Aunque Descartes vio la percepción como algo divinamente inspirado, cualquier acontecimiento basado en la experiencia subjetiva o transpersonal fue ignorado durante los siguientes cuatro siglos por carecer de evidencia científica o por no poderse expresar mediante una ecuación matemática.

Con Albert Einstein nació una nueva era de pensamiento sobre el Cosmos. Se le atribuyen las siguientes palabras: “La mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra al servidor y se ha olvidado del regalo”. Él mismo se sintió guiado por ideas intuitivas, a igual que otros científicos. El ejemplo más sorprendente es el descubrimiento que hizo el químico orgánico alemán Kekule de la estructura anular del benceno en un «sueño diurno» en el que vio una serpiente agarrándose la cola con la boca. Posteriormente, Niels Bohr, Werner Heisenberg y Paul Dirac desarrollaron la Teoría Cuántica siguiendo la Teoría General de la Relatividad de Einstein y su visión del espacio-tiempo como un campo. Estas teorías dieron paso a una concepción del mundo totalmente diferente de la concepción tradicional dualista y material cartesiana / newtoniana.  La nueva perspectiva es que todo está conectado a través de campos: «En esta nueva física no hay lugar para el campo y la materia porque el campo es la única realidad».

Este planteamiento permite un enfoque holístico que incluye una perspectiva transpersonal/espiritual. La belleza del mundo subatómico, como se muestra en la teoría cuántica, es que nada tiene significado o sustancia en sí mismo. Todos, incluida la mente, el cuerpo y el espíritu humanos, son parte de un océano infinito de energía, patrones dentro de patrones, relaciones dentro de relaciones. Todos están integralmente relacionados y apoyados por un inmenso océano de energía subyacente.
En 1931, George Lemaitre, un joven sacerdote belga, destacado físico y cosmólogo, propuso la teoría de que este campo cuántico, este océano de energía, surgió como resultado de un acontecimiento trascendental. Un solo átomo muy denso y comprimido – él lo llamó un átomo primitivo – hace unos 13.700 millones de años estalló en un enorme campo de creatividad que se ha estado expandiendo y creando continuamente desde entonces. Lemaitre le dio el nombre de «teoría del Big Bang». Ahora se acepta generalmente como la teoría estándar, probada, en la medida de lo posible, por muchos descubrimientos en la investigación cosmológica. Estudios recientes incluso han postulado que este átomo muy denso y caliente que explotó y creó el Universo tal como lo conocemos era parte de un campo de realidad desconocido.

Surge así la tentación de equiparar estos hallazgos científicos con la teología y considerar el Big Bang como el acto creativo del Génesis y el campo del que formaba parte como la Fuente del Todo, la Realidad Divina. Pero debemos tener en cuenta que tanto los científicos como los teólogos están tratando de captar y expresar lo que es incomprensible para nuestra mente. Realmente hemos alcanzado los límites de nuestra comprensión racional. Todo lo que realmente sabemos es que no sabemos, parafraseando a Sócrates.
Lo que está demostrado de manera incontestable es que todo y todos están interconectados y son interdependientes, con toda la humanidad involucrada de manera integral. Esto se pone de manifiesto sorprendentemente en experimentos que demostraron que la conciencia del observador influye en el resultado de un experimento. Sólo hay energía y conciencia relacionándose e interactuando. La dificultad es que parece que todo está regido por la probabilidad; no hay resultados y conclusiones fijos y ciertos en esta teoría. Este «principio de incertidumbre» hizo que incluso Albert Einstein se sintiera inseguro y que, por ello, quizá dijera la frase que se le atribuye: «¡Dios no juega a los dados!»

Ésta es también la razón por la que todo en su conjunto aún se trata de manera mecanicista y reduccionista. Muchos científicos se sienten incómodos con el «principio de incertidumbre» y tienen dificultades para comprender los complicados principios que subyacen a la teoría cuántica expresados en sus ecuaciones. Por lo tanto, o desconocen sus implicaciones más amplias para la ciencia o están luchando por incorporar estas nuevas ideas en un marco convencional existente. Los experimentos habían probado la existencia de este principio de conexión, este campo de fuerza vital autogenerado, desde el principio pero fue ignorado como irrelevante para las aplicaciones prácticas de la ciencia y se dejó fuera de las ecuaciones. Ahora los científicos interesados en las implicaciones filosóficas de la teoría cuántica están llamando la atención sobre ella.

Incluso antes de que los hallazgos de la nueva visión del mundo se filtraran en nuestra conciencia, muchos de nosotros sentimos instintivamente que había algo que faltaba en esta forma dualista, mecanicista y determinista de ver al ser humano. Nos hizo sentir incompletos, con un vacío interior. Muchos miraron sin éxito al mundo en busca de cosas y personas para llenar ese vacío, para que pudiéramos estar completos. La visión cuántica de la realidad nos hizo darnos cuenta de que no nos falta nada; somos una parte integral del todo, tanto con nuestra mente racional como con la parte intuitiva y espiritual de nuestro ser cuya existencia pretendían que olvidáramos.
Por ello, la meditación es tan importante a este respecto. La meditación nos ofrece una vía para experimentar realmente esta integridad y conexión. Se convierte en una realidad experimentada y no sólo en una suposición intelectual. Nos damos cuenta de la verdad del dicho de San Pablo de que «nos movemos y tenemos nuestro ser» en este mar de energía que llamamos Cristo. A través de Él, la humanidad y sus acciones están íntimamente relacionadas y son corresponsables de todo el Cosmos. Esta cosmovisión nos hace profundamente conscientes de que también nosotros tenemos un significado, un profundo sentido.

Kim Nataraja (Adaptado del libro “Bailando con tu sombra”).
Traducido por WCCM España