P. Laurence Freeman OSB

Reflexiones del P. Laurence: primer domingo de Adviento 2022.

Primer Domingo de Adviento 27 de Noviembre de 2022
 
Comencemos este Adviento comprendiendo que Dios no existe. Dios es. Dios es eterno, inmutable, ilimitado e inimaginable, a quien “nadie ha visto ni podrá ver jamás”. Por alguna razón que nunca podremos objetivar sino solo experimentar, Dios trajo a la existencia lo que no existía antes. Los seres humanos nos hacemos una idea de ello a través de nuestra propia creatividad…, haciendo un poema o una lasaña que no existían antes o cuando disfrutamos de la existencia de momentos de música o de la maravilla de un niño descubriendo el mundo. Crear algo nuevo es una forma de sentir el propósito de nuestra existencia. Al comenzar un nuevo año litúrgico, debemos recordar que nuestro propósito es nada menos que podernos convertir en el ser que nos creó. Dios se hizo humano para que los seres humanos puedan convertirse en Dios.  
Recuerdo que, siendo estudiante, tuve acaloradas discusiones con mis amigos sobre la “existencia de Dios” con argumentos similares a los que utilizó Christopher Hitchens. Hitchens hizo campaña durante años contra Dios a través de los medios con la misma vehemencia con la que uno puede negar la existencia de los unicornios o la de Sherlock Holmes. Por supuesto, Dios no existe. Dios es. Desde el primer momento de la revelación bíblica Dios no dijo nada acerca de sí mismo, excepto “Yo soy el que soy”. Hola Ser, ¿qué tal?  
Hoy comenzamos la preparación para la existencia de Dios. Dios existe pero manifestándose a través de lo que creó y que mantiene en existencia por la continuidad de la creación tal y como ocurre mientras hago un nuevo párrafo que no existía antes de que Dios diga que el nuevo párrafo exista, que existan el teclado y los semiconductores, y que exista Laurence en toda su rareza.  
Dios existe a través de nosotros. Esto quedó implícito el 25 de marzo (fiesta de la Anunciación cuando Jesús fue concebido) y se hizo explícito nueve meses después, el día 25 de diciembre cuando el niño Jesús vino al mundo. Nuestra fe en Dios adquiere una completa y nueva dimensión y vivacidad al sentir la forma en que Dios pasa del ser a la existencia, a través del hombre.  
Ya que esto es difícil de asimilar, necesitamos tiempo para reflexionar y prepararnos. Este tiempo se llama Adviento y significa literalmente “viniendo hacia nosotros”. Para ir sintiendo cómo esta misteriosa verdad va acercándose hacia nosotros no podemos hacer nada mejor en las próximas semanas que tomar nuestra meditación en serio, más veces.  
Después de algunos años de práctica, he llegado a la conclusión de que es mejor quedarse dormido durante la meditación (algo involuntario) en lugar de bostezar en medio de la meditación. Los discípulos se quedaron dormidos involuntariamente más de una vez y Jesús probablemente también lo hizo. Pero bostezar podría indicar que te produce pereza, falta de entusiasmo, o que estás fingiendo tu interés. Para sentir que el Dios que “es” se convierte en el Dios que “existe” necesitamos estar completamente despiertos. De ahí la enseñanza del evangelio de hoy: “Manténganse despiertos” ¿No sería muy triste perdernos el momento de nuestra breve vida en el que ocurre este nacimiento? “También ustedes deben estar preparados porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen”.

P. Laurence Freeman, OSB