(FOTO: LAURENCE FREEMAN, FRANCIA)
La meditación obviamente no sustituye otras formas de oración. Todo lo contrario. Las realza, las profundiza, las enriquece. La lectura de las escrituras, la celebración de los sacramentos, todo se volverá más significativo. Pero también necesitamos cambiar como iglesia. Necesitamos ser discípulos que han comprendido al Cristo que vive en nuestro interior y que han encontrado una transformación personal. Hay esta hambre de contemplación que requiere ser nutrida, necesita ser enseñada. Necesita ser compartida con niños en las parroquias, en toda clase de lugares. Una forma en que podemos descubrir que la meditación crea comunidad es dándonos cuenta de que necesitamos a la comunidad para meditar, para ayudarnos a aprender a perseverar. Como en todo arte, necesitamos aprender.
( Christian Life in the Light of Christian Meditation 1 – Discipleship, Laurence Freeman OSB )