Nos disculpamos por el error anterior. Nuestro correo electrónico es meditacioncristianauy@gmail.com. Allí atenderemos sus consultas en relación a nuestro próximo retiro.

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![]() “Queridos Amigos” Texto de Laurence Freeman OSB extraído de la Meditatio Newsletter de octubre de 2017 La palabra «contemplación» esconde la palabra templum o «templo». Hoy lo imaginamos como un edificio religioso pero el significado original no era la estructura física sino el espacio puro en sí mismo antes de que se erigiera el edificio o se llevaran allí mismo a cabo los rituales sagrados. Esta interpretación da un nuevo significado a las palabras de San Pablo: «¿No sabéis que vosotros sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?» (1 Cor 3,16) Así pues, somos espacio, no sólo contenedores de pensamientos asombrosos e imaginación, circuitos neuronales y biología compleja. Somos el espacio donde habita Dios. Y estamos en relación. Sor Eileen O’Hea tenía una frase conmovedora que siempre recuerdo: “las relaciones son el terreno sagrado de nuestra humanidad”. Hablando existencialmente, no podemos imaginarnos a nosotros mismos sin estar inmersos en una relación en todas las dimensiones: histórica, social, emocional, ecológica y cósmica. Vivimos en una red de seres interrelacionados. Espiritualmente, estamos relacionados con todo, en Cristo, donde todas las cosas se encuentran en unidad. La relación contemplativa significa ir más allá del sentido estrecho de «mis» relaciones, de las que controlamos, poseemos, sentimos celos o defendemos violentamente desde el lado oscuro de Eros. Al contrario, vemos las relaciones como espacios de crecimiento donde aprendemos a ser fieles, a no ser posesivos, a amar con desapego y sin proyección, y a crecer en el autoconocimiento. Las relaciones son espacios (en el sentido del “templum”), no construcciones del ego. No debemos adorar a aquellos con quienes nos relacionamos. Alcanzamos la unión con ellos adorando junto a ellos, en espíritu y en la verdad, en la base divina de toda relación. Carla Cooper Traducido por WCCM España |
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(FOTO: LAURENCE FREEMAN, FRANCIA)
La meditación obviamente no sustituye otras formas de oración. Todo lo contrario. Las realza, las profundiza, las enriquece. La lectura de las escrituras, la celebración de los sacramentos, todo se volverá más significativo. Pero también necesitamos cambiar como iglesia. Necesitamos ser discípulos que han comprendido al Cristo que vive en nuestro interior y que han encontrado una transformación personal. Hay esta hambre de contemplación que requiere ser nutrida, necesita ser enseñada. Necesita ser compartida con niños en las parroquias, en toda clase de lugares. Una forma en que podemos descubrir que la meditación crea comunidad es dándonos cuenta de que necesitamos a la comunidad para meditar, para ayudarnos a aprender a perseverar. Como en todo arte, necesitamos aprender.
( Christian Life in the Light of Christian Meditation 1 – Discipleship, Laurence Freeman OSB )
(PHOTO: LAURENCE FREEMAN, SOUTH AFRICA)
La meditación hace posible que vivamos ambos aspectos, lo misterioso y lo mundano y que sigamos avanzando en el misterio. Jesús se llamó a sí mismo la puerta, y el camino por supuesto, pero la puerta de las ovejas. Una imagen interesante de un portón, una puerta — puedes entrar por una puerta y puedes salir por una puerta. Y eso es exactamente lo que él dice: «Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento.» (Jn 10, 9). Podemos entender esto de una manera fundamentalista — a menos que te unas a mi iglesia estarás condenado— ¿o qué significa sino? Yo creo que significa que tenemos que encontrar, aceptar y reconocer este punto misterioso en el centro de la paradoja de la vida humana.
( Finding Oneself 2, Series Meditatio 2017D, Laurence Freeman OSB )