Lecturas Semanales

Lectura 20, Ciclo 5


“La oración como punto de encuentro cristiano-musulmán”,
extracto del escrito de Laurence Freeman OSB “The Tablet”, septiembre 2006. 
Las personas religiosas olvidan fácilmente o descuidan con frecuencia lo más importante: Los que no aman no saben nada de Dios. Éste no es un razonamiento metafísico sino la razón del corazón. Nuestra experiencia humana más universal nos lo enseña. El amor es trascendencia. El amor es el acto de atención paciente al otro por el que abandonamos nuestro egocentrismo. Los padres lo hacen, los amantes lo hacen y las personas religiosas también deben hacerlo si quieren ser genuinos.  La forma en que oramos es la forma en que vivimos. Vivimos en el poder de la trascendencia cuando oramos profundamente. Y esto no sólo ocurre mediante el salat y la liturgia sino también cuando practicamos la contemplación. Todo el propósito de esta vida, dijo San Agustín, es abrir nuestro ojo del corazón con el cual podemos ver a Dios. La religión nos enseña los medios para llegar a esta apertura: la espera, la paciencia, la quietud y, especialmente importante en nuestra época de comunicación instantánea, el silencio.  En el Encuentro Cristiano-Musulmán, rezamos el salat y rezamos oraciones cristianas. Pero también nos sentamos en silencio para meditar; nosotros lo llamamos la oración del corazón y ellos lo llaman dhikr. Es la simplificación de muchas palabras en una sola que nos lleva a la rica pobreza de espíritu. En este silencio accedemos a una universalidad a la que las palabras sólo pueden señalar. No es una forma de escapar de la realidad sino un camino para poder abrazar la realidad divina que en ambas tradiciones conocemos como amor.  Esta experiencia de silencio en la trascendencia transforma las relaciones de una manera que las palabras no pueden lograr. Cristianos y musulmanes convivimos de forma renovada cuando hemos sido pacientes juntos en el silencio del amor. 
Carla Cooper
Traducido por WCCM España