
Primer Domingo de Cuaresma |
«¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? » (Mateo 9: 14-15) El viernes, una integrante de nuestro grupo de meditación semanal de Bonnevaux hizo un hermoso relato personal de su vida, aterrador y divertido al mismo tiempo. Hasta los cuarenta -dijo- se había centrado por completo en lograr el éxito y divertirse. Su ambición de ser la pareja de baile de John McEnroe en Wimbledon no se cumplió, pero todas las demás, sí. Cuando a su madre le diagnosticaron un cáncer severo, su vida comenzó a desintegrarse. Su cuerpo fue el mensajero de lo que le estaba sucediendo mientras perdía el control. Los dolores articulares y musculares, el insomnio, los problemas respiratorios, las pérdidas de memoria y los ataques de pánico cada vez fueron más frecuentes. El cuerpo nunca miente. Finalmente, y tras un terrible incidente de amnesia estando con sus hijos en un centro comercial, aceptó que «Necesitaba ayuda». La ineludible humildad para llegar a esta aceptación fue el punto de inflexión en su vida, que la llevó a un proceso gradual de centrarse en el prójimo. Actualmente, presta ayuda a otras personas para que reconozcan y lidien con estos síntomas a tiempo. Nos contó que cuando comenzó a dedicarle tiempo a la quietud y al silencio, lo que nunca había hecho antes en su ajetreada vida, comenzó a descubrir realmente a las otras personas. Sentada en el parque, mirando a la gente pasar, pudo ver, por primera vez, no sólo un desfile de rostros sino también expresiones, sentimientos y signos comunicativos. La meditación es ahora un pilar de su nueva vida, mucho más alegre y con mayor sentido. Todos los directivos estresados a los que ayuda también acaban meditando. Muchas historias del evangelio muestran a Jesús en comidas o en bodas. A menudo aprovecha estos eventos para ilustrar su enseñanza como en el evangelio de hoy. No es posible imaginar que Jesús hubiera estado triste o mustio en una celebración donde los invitados se estaban divirtiendo y que no se hubiera unido a bailar con los demás. Sin embargo, su breve enseñanza de hoy reconoce que la vida no es sólo diversión y juego. Todo cuanto podemos percibir es una mezcla de luz y sombra. Negarlo es reprimir lo que tememos afrontar. La represión acaba estallando a través de nuestro cuerpo o de nuestro comportamiento. La verdad saldrá a la luz. Si nos damos cuenta de que nos atraen morbosamente las noticias o las películas sobre lo que tememos, deberíamos preguntarnos por qué es inconscientemente catártico para nosotros. La palabra griega para «luto» es “penthos”: el espíritu de lamentación en la mitología y un elemento importante de la teología mística. En su principal enseñanza sobre las Bienaventuranzas, Jesús dice: «Dichosos los que lloran porque serán consolados». No debemos tener miedo si a veces la meditación nos produce un sentimiento de tristeza o de duelo. La Cuaresma puede ser un momento en el que reconozcamos esta tristeza como un aspecto saludable del avance de nuestro trabajo (como esta mujer describe su vida ahora). Un progreso hacia la plenitud del ser y la verdadera felicidad. Una de las primeras señales de nuestro recorrido es la capacidad para descubrir la expresión en los rostros de otras personas y para prestar atención receptiva a lo que están comunicando. Para Isaías, en la primera lectura de hoy, esta compasión activa es el significado de la justicia. Sin ella, el ayuno, la limosna y todos los sacrificios materiales son sólo sombras de aquello para lo que verdaderamente deben servir. |
Traducido por WCCM España |
