P. Laurence Freeman OSB

Mensaje del P. Laurence

Nuestra comunidad está de duelo junto al pueblo de Reino Unido y de la Commonwealth -indudablemente en todo el mundo- ante el fallecimiento de una mujer tal que ha sido una inspiración global.

Su sentido del deber ante el rol heredado tuvo un sentido profundamente religioso. Hizo que muchos sintiéramos que fue un verdadero sacrificio silencioso del yo, arraigado en su concepción cristiana del servicio. Su resiliencia y alegría fueron cualidades alimentadas por su vida espiritual.

A pesar de su seriedad respecto de esto, al encontrarse con personas de todos los niveles de la sociedad, ella comunicaba una franqueza humana, cálidamente inclusiva y un gran sentido del humor. Aún siendo un símbolo de jerarquía, representaba la unidad.

Más allá de la política, tal como le correspondía, y fuertemente reservada al expresar sus visiones personales, también logró transmitir sus valores y creencias fundamentales de la manera más auténtica y silenciosa.  

En una era en que el liderazgo es limitado y frecuentemente disfuncional, ella representa sus mejores cualidades: fidelidad, interioridad y equilibrio. De este modo, ella permitió que su fe personal y su espíritu de oración brillaran a través de sus palabras y su estilo al desempeñar sus deberes. Por ello, su posición y lo que representaba no se sentían como una imposición sobre los demás.

No sorprende que personas de todo el mundo, independientemente de su relación con la institución, lloren su desaparición del escenario internacional y vayan a extrañar su manera de personificar el servicio con esa gracia tan natural.

Isabel II ascendió al trono cuando yo tenía un año de edad. (Nació en el mismo año que John Main). La muerte de la Reina es el fin de una era histórica. Su presencia simbólica se había tornado global, y así su pérdida es sentida muy ampliamente.

Este no es un tiempo de nostalgia solamente. Una respuesta contemplativa sería tomar la ocasión para reflexionar sobre la preocupante dirección que colectivamente estamos tomando hoy en dirección al futuro. Esta pausa en nuestro trajín cotidiano debe inspirarse en su ejemplo personal de servicio altruista que vivió durante sus setenta años de reinado.

Que descanse en paz. Y que su sucesor, el Rey Carlos III sea fortalecido por su inspiración y ocupe este rol único en consonancia con sus propios mejores valores espirituales y globales.

Laurence Freeman
8 de setiembre, 2022