
“El Amor religioso” extracto de “The Way of Unknowing” de John Main, OSB, (Nueva York: Crossroad, 1990), págs. 115-116.
Uno de los principales problemas con que se enfrenta el cristianismo actualmente es que muchas teologías se basan exclusivamente en pensamientos sobre Dios que no se derivan de la experiencia. En realidad, estos pensamientos están con frecuencia muy distanciados de lo que es la experiencia de Dios por un rechazo al valor que tiene el conocimiento espiritual. Por supuesto, la solución no está en abolir la teología, sino en infundir la experiencia espiritual en ella, para que sea de nuevo una religión viva que nace más allá de las reflexiones teóricas sobre otras reflexiones. Además, la verdadera teología surge más allá de la reflexión de la experiencia que otras personas han tenido de Dios. El cristianismo actual necesita una teología robusta y contemplativa que atraiga a la inteligencia con todas las ideas, los problemas y los movimientos de la conciencia moderna. Debe ser Dios quien hable a través de la experiencia del hombre y esta experiencia está basada en la oración.
Al abrir nuestro corazón al amor, en el nivel más profundo y silencioso de nuestro ser, no estamos reprimiendo el conocimiento humano ni rechazando los valores humanos o las relaciones. Por el contrario, todos estos aspectos son iluminados: es decir, los vemos con una nueva luz, en una luz trascendente. Vemos una nueva luz en ellos. Lo maravilloso del mensaje cristiano es que esta luz no es menos que la luz de Cristo, la luz que es Cristo. La llamada a entrar en esta luz va dirigida a cada uno de nosotros para que la conozcamos a través de nuestra propia experiencia…para que sintamos que la luz de Cristo brilla en nuestros corazones y que la misión más importante de nuestra vida es abrirnos a ella, estar inmersos en ella y así, ver todo a través de esta luz.
La meditación es nuestro camino hacia esa luz. Para llegar a ella, tenemos que aprender a ser humildes, pacientes y fieles. Todo esto lo irás aprendiendo al volver fielmente a tu meditación cada mañana y cada noche. Pronunciando el mantra desde el principio hasta el final de tu sesión de meditación aprenderás a ser humilde. Por la gracia de Dios, aprenderás entonces de tu propia bondad, mientras compruebas que la luz brilla para ti. Aprenderás que la unión, la unidad, es para ti. Y así aprenderás que eres uno con todos. La meditación es tan importante porque nos conduce a un lugar del destino divino que está arraigado y fundado en Cristo. Encontramos a Cristo en nuestros corazones y así nos encontramos a nosotros mismos en Él y en toda la creación.
Carla Cooper
Traducido por WCCM España